sábado, 1 de febrero de 2014

Las últimas horas.

Primeramente quedo en shock, el momento en el que al fin todo acabe ya está presente y yo no me lo creo, siempre elaboré miles de escenarios en los que podría pasar y ahora que lo tengo en puerta sencillamente no sabría cómo reaccionar. Todos los planes que tenía a futuro se me vienen como bombas, y duelen, me han sido arrebatados sin siquiera preguntar, es lo de menos, supongo. Veo la cara de mi madre y mi hermano, trato de ponerme en sus zapatos; mi mamá arrepentida por todas esas palabras que dijo y también las que no dijo, creyendo que todo es su culpa, pero no, es mía. Mi hermano, dándole una taquicardia por la noticia, él siempre tan oportuno, pero en el fondo sabe que ya no tendrá a quién puñetear por diversión o simplemente por costumbre. Me quiere y también le quiero. Claro tratan de salvarme y obvio yo no lo quiero así. Es tiempo.

Debido a que sigo pasmada salgo a tomar aire fresco y desenredar ideas. Pienso: "A ver, ¿qué sigue?", mientras suena Love Of Lesbian y me fumo una cajetilla completa, total, ¿qué más da? Moriré, ¿no es cierto? Finalizando esto mi mente, la ruidosa, la problema, la demente, al fin está quieta, qué curioso. "Que bonito está el cielo, ¿estaré yo ahí, después de que todo esto termine? ¿A dónde se va el alma cuando se cansó de un cuerpo? ¿Me acordaré de que fui yo cuando sea otra?" Y así se me va el tiempo hasta que sale mi madre diciendo que no hay tiempo que perder en tonterías. "Pero madre, el tiempo está contado y yo sólo quiero ver el cielo", le digo.

En casa todo es tragedia, tienen cara como si alguien fuera a morir... "JA", río en mi interior, sí, aún soy un poco sarcástica. Veo a mi mamá coger el teléfono y empezar a llamar gente, me hace notar que ya es hora de avisarle a los "seres queridos". Ella llamaría a la "familia" que ni siquiera me conoce, ¡uy! Ya los vi llorando como sí les hubiera importado: "Era una gran chica, no se merecía eso" "Un ejemplo para los niños, la recordaremos siempre" ¡Mentiras de mierda! Por mi parte claro, llamo a uno que otro amigo, la mayoría lejanos pero a fin de cuentas, amigos. ¡Tendrían que venir! Habría que hacer una fiesta, una en la que acabemos hasta el culo, una memorable, dijera mi amigo Armin. Tengo que mostrar calma, ahora me toca ser fuerte por ellos, ayudarles a decirme adiós, hacerlos prometer que seguirán con sus vidas, pero ahora recordándome al menos una vez al día porque ya saben lo que dicen, "uno muere realmente hasta que su nombre se deja de decir". Dejo instrucciones a todos, los últimos consejos, las últimas palabras de aliento, a cada uno. Les recuerdo todo lo que les amo y significan para y mi y les doy las gracias. Sí, este día ya no soy piedra. Le pido perdón a Ems, por no conocernos antes, porque tendría que conocerme en un ataúd o una caja, qué sé yo.

Pero el final, el final lo paso con C. Le pido un último beso, un último abrazo, un último momento. “Perdón por no poder ser suficiente como para quedarme. No es que no te haya querido. Es que te quise mal. Te quise a mi manera. Esa manera que corrompe y rompe todo lo que se toca. Esa manera de querer en la que de tanto miedo, acabas por odiar. No sé. Creo que te quise muy a mi forma. Muy yo. Y, ¿sabes que me odio, no? Pues, cuando una persona que se odia, quiere a otra, esta forma de querer es... diferente. Peculiar. Contradictoria. Es dañina para ambas. Porque no sabe querer. Cree que quiere pero en realidad daña. Y es por eso que decidí irme. No me odies. Solo no supe estar a la altura. No supe amar cuando lo único que reside en mí es odio. No hay espacio aquí para sentimientos positivos. Ya ves. Y oye, tú siempre me has dicho que no te dijera que te echaba de menos, que mentía. Que no me creías. Pero, ¿sabes? Te he echado de menos. Y te echaré de menos. Perdóname." Eso le digo. Le ruego que siga su vida y que cumpla todas esas cosas que le prometí. Le digo que ella fue la última, que ella fue la indicada, aunque yo no lo haya sido para ella. Y, sin quitar la mirada de sus ojos le pido: “Cuéntame una historia. Cuéntame una mentira. Una donde nadie se va, donde nadie se rompe, donde el amor no se acaba, donde somos para siempre”. Y morir con un “Te amo” en los labios.

C. rompe en llanto y entran los demás, ella sin soltarme de la mano y los demás moviendo todo para el funeral. Supongo que será católico, creo que me da igual, será la voluntad de mi mamá. Mi papá, como siempre, llegó del vuelo a última hora al rosario. Me incineran, soy polvo, soy calma. Se acabó. La falacia terminó. Después de eso llegan miles de mensajes diciendo lo mucho que les hago falta, bola de idiotas. Yo, regocijadamente en algún vacío, me muevo como el aire...