martes, 11 de marzo de 2014

Acertijo.

Soy un pequeño acertijo que hay que resolver. Pondrás todo tu empeño en hacerlo. Querrás saber que hay detrás de mí. Saber qué escondo. Quién soy. Llamaré tu atención. Y al final, ocurrirán dos cosas; o bien desistes porque no encuentras la solución a ese acertijo. O bien descubres la solución y el interés desaparecerá pues ya habrás encontrado eso por lo que tanto te esforzaste y ya no verás en mí motivo para seguir interesándote. En los dos acabas desapareciendo de mi vida.

lunes, 10 de marzo de 2014

Hoy, me despido de lo que pudimos ser, más no de lo que fuimos.

La mejor manera de saber cuánto quisiste a alguien; es aceptando que ya es feliz con alguien más, porque contigo ya no lo era. Y así contigo. Te quise como no quise a nadie. Te quise de forma exagerada, hasta el punto de que tú eras la protagonista de mi propia historia. Te quise mal. Te quise a mi manera, esa que corrompe y rompe todo lo que toca. Te amé así, porque no sé amar de otra forma. Te amé hasta el punto de dejarte libre para que seas feliz. Te amé incluso más de lo que me amo a mí. Y te sigo amando contra mi voluntad; porque te fuiste y se supone que debería olvidarte. Tengo miedo de seguir amándote; tengo miedo de seguir queriéndote, porque no dejaré de amarte ni de quererte, porque se me hizo fácil amarte y se me hará imposible dejar de quererte. Pero hoy, cariño. Hoy te libero de todo. Te libero de los celos, de las inseguridades; te libero de la sonrisa y las ojeras en las que te contengo; te libero de las promesas que te faltaron por cumplir, de los sueños a futuro y de cualquier sentimiento de culpa que tengas -si es que lo tienes-. De igual manera, me libero de la espera, de la esperanza de volver a ser. Y te doy las gracias, porque a pesar de el daño y las heridas, siempre te recuerdo con alegría. Hoy, también, me despido de lo que pudimos ser, más no de lo que fuimos. De mi parte, te prometo no volver a cometer los errores que cometí contigo, qué mira, me costaron la vida. Y sí, con vida me refiero a ti. 

viernes, 7 de marzo de 2014

Y lo siento, hoy también se me olvidó olvidarte.

¿Recuerdas aquél día en el parque de tu casa? Yo lloraba, y mientras te abrazaba pensaba: “esto va a terminar mal”. Pero no por eso te solté, ni dejé de abrazarte... Llenabas de sentimientos cada uno de tus besos, por eso al tocar tus labios podía sentirse tu corazón. Hay personas que son como el invierno, y se enamoran de unas manos frías. Así contigo y conmigo. Y es que éramos felices… porque aun cuando todo salía mal, nada nos borraba la sonrisa. ¿Puedes volver? Quiero decir, más bien, ¿podemos volver a ser? Ahora que no estás no sé qué hacer conmigo misma. Estoy aburrida de no hablar contigo. No te voy a mentir, hay días en los que logro borrarte de las cosas y parece que todo será más fácil. Pero el tiempo sólo se encarga de decirme que aún no supero nada. Y qué razón tiene, que ni siquiera puedo escuchar las canciones que te gustan, que no he querido oír una vez más tu nombre, ni mirar nuestras fotos sin romperme un poco. A veces me gustaría correr a buscarte y preguntarte si de verdad eres feliz con ella. Si valió la pena... Algún día ya no te extrañaré, supongo. Pero cariño... ese día aún no es hoy, no será mañana, no será pronto, no será fácil, ese día no será. Aquí dueles. Y lo siento, hoy también se me olvidó olvidarte.



miércoles, 5 de marzo de 2014

Desenlace.

Hay momentos en que uno no tiene ningún control sobre su propia vida, las cosas pasan no más. Éste es uno de esos momentos. Lo único que siento es que hay algo que no encaja con el mundo. Y que ese algo soy yo. Sacudo la cabeza como queriendo deshacerme de todos esos pensamientos que hay en ella, sólo los enredo y me golpea la cara el cabello. Recuerdo. Recuerdo. Recuerdo.  Miro al pasado, me miro ahora, y joder, qué mal. Prendo un cigarrillo. Los sentimientos son como el humo entre la niebla. Se mezclan hasta que no te dejan ver. Y tienes que avanzar a ciegas, así que alzo la mirada. Qué bonita luna. Estoy tranquila, y sonrío. Sí, estar tan jodida me causa gracia. Menudo chiste. Silencio. Silencio en la mente también. Creo que en éste momento, soy feliz. Soy feliz con mi tristeza. ¿Cómo? Asumiendo que jamás podrás salir de ella, y qué mínimo que resignarte, ¿no? Simplemente he dejado de luchar, ya no creo que tenga salida, ¿y como sobrevivir? Aprendiendo a convivir con la melancolía, dejar que te arrope en vez de apartarla, ser feliz en la tristeza, no sé, yo no lo veo tan raro, quedarme con mis pequeñas cosas, quedarme con mi soledad y disfrutar de ella, asumir que quizá no sea una enemiga, sino una acompañante. Ya no quiero salir de esto, estoy cómoda en el pozo al que he caído. Es seguro. Mira que las putadas duelen menos cuando te acomodas en el suelo. Uno aprende a base de hostias que no debe tomar la mano que le ayude a levantarse, porque será la misma que le empuje de vuelta. Y cómo duele, oye...