Ven, o llévame contigo. No me hagas el amor, que eso ya está
muy visto. Declárame la guerra. Quítame las dudas y el vestido, píntame un
escalofrío y con la luz apagada recorre la línea de mí espalda. Respira, y a voz bajita y latidos altos dime que me quieres. Deja
que mi frente y tu ombligo se hagan buenos amigos, mis manos y tu entrepierna
debían conocerse algún día y mira, mis labios te deben un paseo por tu cuerpo,
y si me dejas, te lo explico. Desabróchame las ganas, demos paso al huracán. ¿Qué
más da si nos escuchan, o si no dormimos? “No importa”. Juguemos al escondite,
aunque nos encuentren y nos traten de usted. Que no te enturbien las ganas mis
quejidos, que cuanto más me niego, más lo pido. Y no, no me cargues sino estás
dispuesta a caer conmigo. Mírame y sonríe, que si no quieres, yo no te muerdo. El
sillón nos está llamando, pero ya sabes que yo no acepto a la primera. Anestesiemos
a la prisa y a sus ganas de acabar. Dime que no llegará mañana, que buscaremos
la forma de que todo sea inmortal. Y dime que la vida son dos días…
lunes, 26 de mayo de 2014
miércoles, 7 de mayo de 2014
Lo dicho.
Hablo yo aquí como si fuera escritora profesional o algo,
dando nombre a textos que nunca verán la luz, pero supongo que así quedan más
bonitos, como cuando regalas algo y te empeñas en que el papel que lo envuelve
sea de un color apropiado, pero qué mierda, si va a ir a la basura de cualquier
forma. Pues algo así. Estoy vacilando. Y es que a estas alturas del partido, me
resulta más sencillo escribirlo, que decirlo... Que contigo aprendí a bailar
sin música y a querer con el corazón roto. Quiero decir, que a veces, conoces a
alguien que sabes que te cambiará la vida. Y lo hace, y lo esperas. Pero, si
tienes suerte, conoces a alguien que no esperabas, que no por nada viste avanzar
entre la gente, que no por nada vino desde más allá de los colores. Que te
haría confiar, creer, hasta llorar. Llorar de felicidad, digo. Suena a locura,
¿te lo imaginas? ¿A que no? No creía en las lágrimas por felicidad, hasta que
te abracé. Y me atrevo a decir que jamás me había sentido tan bien en unos
brazos. Y es que casa no es dónde haces la cama, sino dónde descansas los
huesos, donde se cosen heridas. Ahora todo sabe distinto. Qué puta madre
hermoso se ve todo a través de tus ojos. Ya no parece tan jodido eso de
despertar del diario desde que estás. ¿Pero qué pasa? "Enamorarse",
le dicen. Más bien es como lamerse las tristezas el uno al otro hasta que
sonreír se parezca al amor. Querer compartir la vida un ratito contigo, o
siempre. Ya no sé si hacerte cosquillas o promesas. O ambas. Pero si sé que no
necesito perderte para saber que te he encontrado... La canción se ha acabado,
espera que le de play otra vez, que yo sin música no soy. Ya, ya. Lo dicho, que
en pocas y muchas palabras, te amo.
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