sábado, 21 de junio de 2014

Inviernos de nieve y calor.

Yo siempre he creído que mi forma de escribir es mi forma de doler. Y que a las personas que les gusta cómo escribo, en realidad, les gusta como duelo. En éste caso, cómo dueles.

Tienes que saber que te soñé. Y me fui a la mierda, una, y otra, y otra, y otra maldita vez. Porque recordé lo que estaba tratando de dejar, recordé todo eso que me partía en dos. Ahora volví al inicio. Es como si la vida me dijera: "Mira, aquí tienes, vuelve a intentarlo".


Sé, que en una de esas salgo a buscarte, sé, que corro el riesgo de encontrarte. Ojalá ahí. En ese mismo parque, en esa misma banca, bajo esa misma brisa, y con esa misma sudadera color mamey, que más bien es rosa. 


Pero ésta vez no quiero empezar bajándote la luna, el sol, las estrellas ni las lágrimas. Ésta vez no tengo nada que decir, más que te extraño, más que te amo, más te odio y no soy capaz de odiarte. Que estoy fastidiada de acabar todos mis escritos con un "regresa", con un "quédate" o un "no habrá más reproches". 

Hazme un favor, y dime que me vaya. Porque, si te miro a los ojos una vez más, ya no tendré valor para marcharme.




La canción tenía razón...








sábado, 14 de junio de 2014

Diecisiete.

Nací para huir, hija de un padre escapista y una madre que pinta señales de emergencia.
Predispuesta siempre a otro desastre que sé, no podré lidiar,
la herencia a huir sin retornar igual suele incluírseme en el paquete.
Ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie.
No sé echar raíces, y tengo complejo de nube, lejana y ajena.
Tienes que saberlo, cielo; que no es fácil quitarse el pasado y sacarse los miedos.
Al (d)escribirte esto, me di cuenta de que esto es todo lo que tengo.
Pero hay un punto aquí, y siempre has sido tú.
Quiero quedarme, con cada promesa que “quedarme” conlleva.
Sé que lo que está atado a mi nombre, termina en tragedia.
Y estoy consciente de la realidad que te ofrezco,
que te voy a romper a pedazos, porque seguro lo haré, seguro lo harás.
Sé que “para siempre” es nada, y nada un parpadeo.
Y, ¿qué te digo? Que el amor es todo, menos sencillo.
Que quiero complicarme la vida un ratito contigo.

lunes, 2 de junio de 2014

Blanco.

Ayer no pude dormir y después de algunos meses, volví a llorar por ti. Los recuerdos llegaban uno tras otro, y dolía. Era feliz contigo... pero yo no te hice feliz a ti. Y qué mierda que me di cuenta tan tarde. Qué mierda que la gente opine y que hable, que se jodan, que ellos no saben nada, y creo que tú tampoco. Me siento culpable, ¿sabes? Por empezar a ser feliz con alguien, por empezar a amar a alguien que no eres tú y toda esa cosa barata. Quisiera que no devaluaras lo que s(i)ent(o)í por ti, que jamás dejes de creer en lo que te decía, qué gracias a ti hoy soy gran parte de lo que soy. Aunque se lea enredado, sé que entiendes mi punto, o eso espero. 

¿Recuerdas aquella historia del hilo rojo? Pues, existe una parte de ella de la cuál tal vez no sabías. Existe también, un hilo blanco. Vacío. Perdido. Es ese amor que quería que sucediera. Ese amor que quería para toda la vida, pero que terminó en instante y parpadeaste. Somos opuestos, caminamos separadas, hubo un cruce entre nosotras, pero no estábamos destinadas a estar juntas, porque sé que encontrarás al amor de tu vida, tú la encontraste a ella y yo no soy tu hilo rojo, fui esa a la que quisiste y de igual manera yo te quería a ti. Pero aunque llegáramos a estar juntas, no será más que segundos, y lo lamento. A veces, solía decirme: "sé pintar, y pintar el hilo no sería un problema”, pero no me permitiste siquiera despedirme, te levantaste, me abrazaste, y te fuiste. Dolió, duele, y seguirá doliendo… pero ahora sé que los amores fugaces son para siempre, y tú para siempre serás.