lunes, 23 de marzo de 2015

¿Te imaginas yo, versándote todos los días?

Te haré un escrito bonito, como suelo hacer, hablaré de los planes ultra secretos y de las ganas que tengo de encontrarte.

Comenzaré diciendo que me faltas y que ando incluyendo tu nombre en cada cosa y paso que doy y hago. Te he colocado ya, los besos más bonitos. De un tiempo para acá siento que "bonito" se creo para adjetivar todo lo que tenga que ver contigo.

Acomodaré las palabras para confesar que ésta espera me mata quedito, pero no me quejo, esperar y buscar sin querer, hallarte, es casi un placer. No trataré de convencerte, pero a riesgo de parecer un tanto ridícula, diré que tu alma y la mía se han estado buscando cientos de veces en la misma vida desde mil trescientas perspectivas. Al leerme sabrás por qué los domingos me saben a melancolía y el por qué los quince segundos antes del amanecer, cuando todo se extingue, sola, me quedo en la calzada pensando, sin decirlo, en robar el coche y huir detrás de mis deseos de adolescente trasnochada.

Tú eres la enfermedad de la que estoy enamorada, la eterna recaída. Somos dos rompecabezas con las piezas del corazón perdidas. No prometeré que voy a quererte a la perfección, pero sí que al reunir cada pieza y adherir una que otra, lo haré con cuidado y con la intención de que al ser más completa, seas feliz. Y es que tu tristeza, junto con la mía, hacen una felicidad.

Te escribiré una cartita, como suelo hacer, ojalá vengas hasta donde estoy y la leas. A lo mejor tienes miedo de que tu mundo deje de tener sentido si vienes, si te quedas, y, bueno, qué te puedo decir yo, si también creo que podría ser así. Pero ya sabes lo que dicen, "tal vez si hacemos de esto algo malo, nos dure toda una vida".

La verdad es que yo te quiero todos los días de la semana, en el desayuno, en mi cigarro de medio día, en mis poemas, en la cola del súper. Y me quiero a mi en tu vida. "Tal vez piensas como pienso, y me une a ti la misma coincidencia". Aquí es cuando espero que entiendas si no te llamo por tu nombre y te pongo uno que hable de las comillas de tu sonrisa, de tus ojos tristes o de las madrugadas escribiéndote. Alguien me enseñó alguna vez que debemos llamar a las cosas por su nombre porque, de no hacerlo, se convertirán en nada. Y no queremos ser "nada". Queremos hablar, que la panza siga doliendo. 

"¿Te imaginas yo, versándote todos los días?"


Me siento vacía cuando siento tanto y no sé darle forma. No sé ofrecerte nada porque nada tengo. Soy un mundo de contradicciones y no quiero ser de otra manera. Odio lo racional y lo políticamente correcto. No sé si al acabar de escribir todo esto acabaré un poco más rota de lo que ya no me importa. A veces tiemblo bajo las sábanas por no saber comprenderme, no sé quién soy, lloro y río a tiempos iguales y a veces el reflejo no me pertenece. No sé quién es esa que mueve los dedos sobre el teclado. No reconozco las calles y la rutina me asfixia. No sé por qué el chico que me vende los cigarrillos sueltos me saluda cada vez que paso por ahí, ni sé por qué el mismo chico, que me miraba mucho según mi madre, dejó de hacerlo cuando un día me vio las muñecas. ¿Qué le pasa a todo el mundo? Que dejen en paz a mi tristeza. ¿Por qué la odiaban tanto? Es lo único bueno en mi. Quizás no me creían cuando dije que yo me alimentaba de todos los males, que yo me alimentaba de los errores y que a la larga despreciaba los aciertos porque no dejaban cicatriz. No es cuestión de cómo sean las cosas. No es así. Las cosas no tienen que ser de ninguna manera, más que como uno lo decida. No lo sé, la gente se mete demasiado en cómo vive la otra gente. ¿Y qué, sí quería morir? ¿Y qué, sí era una puta loca del coño que decidió hacerlo de una manera catastrófica, tan teatral? Cosa suya. Ahora todos los caminos parecen putas desesperadas llorando por un "llegar a casa". Pero joder, cada quien decide cómo traicionarse a sí mismo como mejor le convenga. Y ya. Y sí, podemos seguir viviendo de ésta manera. Aquí no hay nadie que sea feliz de cualquier forma. Nadie encuentra su camino sin haberse perdido varias veces. Mañana cuando amanezca sabrás que al final siempre amanece. Que a veces, salir de la cama todos los días es suficiente.