lunes, 12 de agosto de 2013

Eres el punto y coma, de mi cuento sin final.

Hoy decidí pensar en no pensarte. Ya no te lloraré, porque te he llorado, y mis lágrimas no te han ahogado en un recuerdo en el que no duelas. Ya no te escribiré, porque te he escrito, y mis letras no han echo que vuelvas.

Si de algo sirve, quédate, llévate los suspiros que me robaste, junto con los soles de las tardes con tu compañía. Yo me quedo las lunas de insomnio y las ojeras en las que te contengo, resumidas en miradas inundadas de ti, llenas de nostalgia y melancolía. Es curioso, porque ninguna de ellas es mía, la perdí en ti. Si no te ibas a quedar, no me hubieras visto a los ojos.

Ya no tengo sonrisa, se quedó enredada en aquel último beso. 

Te envidio tanto ... mientras yo te recuerdo hasta al olvidar, tú ya haces una historia con alguien más. Pasan los días, y me sorprende que sigas siendo cada cigarro, cada luna, cada acorde y cada una de mis letras. 

“Un día fuiste, un día serás. Este día eres.”