domingo, 16 de febrero de 2014

Sin comentarios.

¿Sabes qué? Estoy hasta la madre de quererte. Lo peor es que no puedo dejar de hacerlo, ¡¿por qué mierda no puedo dejar de hacerlo?! Eres orgullosa, te importa una mierda si hieres con tus palabras o actitudes, siempre te dejas llevar por los impulsos, no piensas, desapareces sin importar cuánto te extrañe, tienes un humor de la vil chingada. ¡Mierda! Aún así te amo. Y eres perfecta. No importa cuántas veces no me contestes los mensajes, me ignores, seas cortante, te vayas cuando quieres y vuelvas cuando te sientes decaída. No importa si quieres a alguien más. No importa si no te importo. Yo siempre soy la pendeja que estará para ti pese a todo, pese a la indiferencia, la distancia, el tiempo, el daño, incluso pese a mi misma. Y me caga. Me caga ser tan estúpida y sentimental. ¡Joder, cariño! Haces que valer verga se sienta bonito. ¡Tú y tu manera tan puñetera de querer! Yo sencillamente no puedo soportar todo esto. Te fuiste y está bien, pero lárgate entonces de mi mente y de mi corazón también. ¡Maldita sea! Ojalá la otra te soporte así, porque de quererte más que a nada, de eso me encargo yo. Y, sí esto no es amor, entonces es lo mejor que puedo darte. Ya está, ahora ve y chinga a tu puta madre.


sábado, 15 de febrero de 2014

Carta #14.

Hoy es 14 de Febrero, como todos ya saben se festeja el "Día del Amor y la Amistad". No lo odio, ni me molesta como a muchas otras personas, incluso pienso que es lindo -aunque a ti no te gusten mucho esas cosas-. Sé que hice mal -o al menos así lo considero- al no dar señal de vida este día tan "importante". Eres mi amiga, ¿cierto? Y tal vez ese sea el problema. Yo no quiero serlo, más bien, no puedo. Y no, no me mal entiendas, que yo intento, eh. Es super lindo hablarnos, bromear, saber de tu día, tontear, llevarnos pesado. Vamos, ya sabes a lo que me refiero, ¿no? Es por eso que decidí no dar pizca de mi existencia. Me imaginé varios de tantos escenarios -como no se me da-, quizás llenarías el inicio del Twitter con tu miel, o qué sé yo; y pues, ya sabes, no quería ver eso, no quería incomodarte con algún comentario pasado que se me llegara a salir, porque me conozco y me conoces, no habría podido con todo eso. Yo de verdad quiero que disfrutes a esa persona al máximo, sin mí estorbándote de ninguna manera porque sé que la quieres, no voy a ser de esas ex que te cagan la vida. No. 

Pensé en llamarte por teléfono, pero lo creí inapropiado. También quise mandarte un texto, pero bueno, yo de por sí te escribo aquí -mira que de café en café y de luna en luna ya te ando armando un libro, eh-. Además, este tipo de sentimientos ya no te los debo expresar. Claro, igual cabe la posibilidad de que ni por error haya pasado mi nombre por tu cabeza, qué más da. Al final, si algún día apareces por aquí, sabrás que no me olvidé. Tengo mala memoria, sí, pero nunca te olvido.

Aquí está todo lo que debí demostrarte éste San Valentín. Y cada día...

Cuando se trata de ti no sé actuar, mis palabras tiemblan y mis manos se ponen ansiosas. Soy una completa inútil cuando se trata de ti. No sé cómo empezar, tampoco qué hacer ni qué decir. No te voy a mentir, esto no era lo que esperaba; aunque si esperaba algo, pero no esto. Lo cierto es que... quería pasarlo contigo... Ya sabes, viajar a Toluca sin decirte nada, prepararte una "sorpresa", esperar a que llegaras de la universidad, notar la expresión de tu cara al verla, al verme; y que sintieras que no podías más con los latidos de tu corazón, que estos fueran cual fuegos artificiales lanzados por mí, ah. ¿Me creerías si te dijera que llevaba planeando esa "sorpresa" desde el 28 de Octubre? 

Pero, la cuestión es que tú eres de esas cosas que rara vez pasan, de esas diminutas casualidades, minúsculas coincidencias, de esas oportunidades que la vida no te da dos veces. Y me atonté. Eres instante, y te da por desaparecer. Te volví a buscar, pero tardé en llegar; alguien más ya te había encontrado. Y te amo. Es la misma cosa. Y lo siento, porque terminamos, pero también porque subestimamos el amor, lo traté como algo que nunca se apartaría de mí y tú lo hiciste a un lado, lo guardaste, creyendo que cuando lo necesitáramos lo sacarías y sería igual. Ya sabemos qué pasó después. Y sí, esa es la parte triste. ¿Qué debo hacer con un amor que ya no es mío y tampoco tuyo? Cuando tomaste las tijeras y cortaste el hilo, caí como una marioneta sin dueño. Ahora que no tengo nada -y con eso me refiero a ti-, me toca volver a buscarme una vida. La que me quedó no me agrada. Mira que no tenerte en mi vida es como pasar una tarde fría sin cigarros. Básicamente, es una grosería. Y así me va.

Te extraño mucho. Y extrañarte mucho, se me hace poco. Creo que te extrañaría incluso si nunca nos hubiéramos conocido. Sé que debo superarlo, blah blah blah, pero dime, ¿cómo superas a la persona que dio todo porque fueras mejor, a quien se recostó en el suelo cuando tú caíste? ¿Cómo superas a esa persona que fue diferente entre todos los demás, a quien sí peleo por éste lugar? ¿Cómo superas a quien en lugar de ahorcarte, uso la cuerda para sujetarte? ¿Cómo superas a lo único que te ha dado una verdadera razón para existir? ¿Cómo te supero? ¿No te parece ingrato?

Puntualmente en cada insomnio, toca preguntarme quién eres, quién somos y en qué quedó todo. El por qué de habernos dejado en ruinas sin querer amontonar nuestros pedazitos para volver a hacernos bonito. A veces, me gusta la idea de que tú seas mi Fermina Daza y yo tu Florentino Ariza, y pensar que hay tiempo suficiente para imaginar cualquier cosa, para creer que aparecerás en cualquier momento, para incluso creer que me buscas. Y así es como logro dormir. Porque un día me dijeron que el pasado tarde o temprano vuelve. Desde entonces tengo la esperanza de volver a verte. 

Y justo después de éste mes...

...

"Quédate". Me parece una bonita declaración de amor.

Tú debes saberlo, tengo malos hábitos,
huelo siempre a tabaco y no me peino.
Soy miedosa y mi risa es escandalosa,
molesto, rasguño y a veces, hasta muerdo.

Tengo cicatrices y pesadillas de vez en cuando. 
Lloro casi todas los días y hago drama por todo.
Rara vez como bien y cuando lo intento no me acabo ni la mitad del plato.
Me gusta dormir tarde, despierto en la madrugada y me cuesta volver a conciliar el sueño.

Suelo perder a las personas intentando hacer que se queden.
Me comparo y siempre pierdo.
Y así podría seguir la lista.
Pero no huyas, por favor...

Quédate a ver lo bueno, eso que nadie ha visto...

Quédate para que te haga cariños en el cabello, 
y te jale de las expansiones para darte un beso.
Quédate para que veamos las constelaciones, 
y pueda ser astronauta de tus lunares.

Quédate para despertar todos los días viéndote despertar.
Quédate porque sonreír es mucho más bonito cuando lo hago porque lo haces tú.
Quédate porque un minuto contigo vale más que mil años con quién sea,
que el tiempo se me pierde, si no te lo doy.

Quédate para que te haga el desayuno, aunque no sepa hacerlo,
para compartir un pan de dulce, un gansito quizá.
Quédate para bañarnos o no bañarnos
y quedarnos en el sillón a cantar el resto del día.

Quédate para salir a caminar a cualquier parte
y tostarnos la carne en un día soleado.
Quédate para ser tu abrigo en los días de frío.
Quédate porque me sentiría perdida si te suelto de la cintura.

Quédate, que la vida sin ti es un desperdicio,
que la verdad el mundo sería bastante aburrido sin tu existencia.
Y si, con eso te digo que me parecería de lo más bonito tomarnos de la mano,
abrazarte por la espalda y besarnos frente a los demás.
Que sepan que te amo. Y que felicidad es sinónimo de estar contigo.



miércoles, 12 de febrero de 2014

¡Corre!

Hoy salí a fumar -como casi siempre-, me dí cuanta de que fumo mucho, era el último cigarro de la cajetilla que había comprado, qué rápido se acaban, eh. Normalmente fumo en el patiesillo que esta atrás de mi casa, está techado y tiene una protección para que no se meta nadie por ahí, creo que el tanque estaba mal apretado porque se escapaba, así que olía a gas. 

Es muy manía mía expulsar el humo hacia arriba ya que a mí me gusta ver el cielo, pero me costaba respirar aire fresco, eso me inquietaba bastante. Además, la protección más bien parecía jaula, me sentía asfixiada, sin salida, me entró cierto pánico pero, ¿a qué? Nadie podría hacerme daño ahí, estaba sola... Tenía unas inmensas ganas de correr. Correr a no sé dónde, pero lejos, sin detenerme, sin mirar atrás. Pero, correr ¿de qué, de quién? Eso me llevó a pensar que no era otra cosa más que yo, no puedo deshacerme de mí, así me siento, atrapada en mí misma, a veces llego a pensar que alguien más está dentro mío, alguien que lastima a las personas que quiere, que destruye todo lo que toca o está cerca de ella, alguien que debe estar ahí, encerrada, distante de todo y todos para no hacer daño. Y es que ¡hay que detenerla! La única manera de hacerlo es esa, que se quede en mí, a la única que le podría hacer daño será a mí, y es mejor así...


¡Huyan! ¡Aléjense! ¡¿Qué acaso no se dan cuenta, joder?! ¡Los va a hundir! No los quiero cerca, ¡¿qué no entienden que los estoy salvando?! Yo no puedo escapar de ella y de todo lo que ha echo, pero ustedes sí y deben hacerlo. Los voy a obligar a irse.... 

Ahuyento a todos los que tratan de ayudarme ...necesito su ayuda, los necesito... 

¡Pero no! Estoy rota y corto, hago que sangren, que duela. No quiero eso para ustedes, no lo merecen, yo sí. 

Al final del día es difícil saber quién de las dos soy yo. Me aterra la respuesta. 
No puedo cuidarme, está en todas partes, no soy lo suficientemente fuerte para salvarme, no hay salida, pero puedo cuidarlos a ustedes. Háganlo fácil, ¿vale? Déjenme sola que ésta pelea es mía y quiero ganarle... 


martes, 4 de febrero de 2014

No se callan.

No se callan. Gritan. "Es tu culpa" "Estoy harta de ti" "Hagan que ésto pare" "No sabes hacer nada bien" "Estorbo" "No puedo con esto" "Ayuda" "Tonta" "A nadie le importas". Te ahogas en palabras que no dijiste nunca y que, por supuesto, nunca dirás. Corres. Corres hasta caer al suelo. Caes. Caes. Caes más hondo. Arañas tu cara en un intento de que ésta desaparezca. "Lo mereces". ¡Al fin! La encontraste... Arrastras la cuchilla. Lineas color carmín aparecen en tu piel. Gritas hasta desgarrar tu garganta. No controlas el llanto. No controlas los cortes, 15, ahora 20... No se callan. "No vales una mierda" "Nadie te quiere, ¿me oyes? nadie". ¡Más profundo! Ves la sangre correr. Que escueza. Que escueza y que te sientas bien sabiendo que el dolor es merecido. Sentir el dolor físico hasta que no puedas más y se convierta en dolor psicológico. ¡Siguen sin callar! "No es suficiente" "Eres un error" "Ni tu familia te soporta". Odias al mundo porque te odias a ti. Último corte. Alzas la mirada hacia el espejo. No se callan. "Das pena" "Patética" "Lo volviste a hacer". Lloras. No hay que dejar rastro. Lávate la cara. Sonríes, que no lo noten. Te da miedo ir a la cama. Las voces, ¿cuándo se van a callar? No se callan. Giras en la cama. Nudos en la garganta. Duermes para no pensar. Pesadillas. Gritos a media noche. ¡No se callan! Despiertas. Lloras. ¿Por qué no moriste mientras dormías? Sonríes. Ocultas tus brazos. La misma mierda. No se callan. "Haznos un favor, muérete";




Acabar el texto con ";" es intencional.

sábado, 1 de febrero de 2014

Las últimas horas.

Primeramente quedo en shock, el momento en el que al fin todo acabe ya está presente y yo no me lo creo, siempre elaboré miles de escenarios en los que podría pasar y ahora que lo tengo en puerta sencillamente no sabría cómo reaccionar. Todos los planes que tenía a futuro se me vienen como bombas, y duelen, me han sido arrebatados sin siquiera preguntar, es lo de menos, supongo. Veo la cara de mi madre y mi hermano, trato de ponerme en sus zapatos; mi mamá arrepentida por todas esas palabras que dijo y también las que no dijo, creyendo que todo es su culpa, pero no, es mía. Mi hermano, dándole una taquicardia por la noticia, él siempre tan oportuno, pero en el fondo sabe que ya no tendrá a quién puñetear por diversión o simplemente por costumbre. Me quiere y también le quiero. Claro tratan de salvarme y obvio yo no lo quiero así. Es tiempo.

Debido a que sigo pasmada salgo a tomar aire fresco y desenredar ideas. Pienso: "A ver, ¿qué sigue?", mientras suena Love Of Lesbian y me fumo una cajetilla completa, total, ¿qué más da? Moriré, ¿no es cierto? Finalizando esto mi mente, la ruidosa, la problema, la demente, al fin está quieta, qué curioso. "Que bonito está el cielo, ¿estaré yo ahí, después de que todo esto termine? ¿A dónde se va el alma cuando se cansó de un cuerpo? ¿Me acordaré de que fui yo cuando sea otra?" Y así se me va el tiempo hasta que sale mi madre diciendo que no hay tiempo que perder en tonterías. "Pero madre, el tiempo está contado y yo sólo quiero ver el cielo", le digo.

En casa todo es tragedia, tienen cara como si alguien fuera a morir... "JA", río en mi interior, sí, aún soy un poco sarcástica. Veo a mi mamá coger el teléfono y empezar a llamar gente, me hace notar que ya es hora de avisarle a los "seres queridos". Ella llamaría a la "familia" que ni siquiera me conoce, ¡uy! Ya los vi llorando como sí les hubiera importado: "Era una gran chica, no se merecía eso" "Un ejemplo para los niños, la recordaremos siempre" ¡Mentiras de mierda! Por mi parte claro, llamo a uno que otro amigo, la mayoría lejanos pero a fin de cuentas, amigos. ¡Tendrían que venir! Habría que hacer una fiesta, una en la que acabemos hasta el culo, una memorable, dijera mi amigo Armin. Tengo que mostrar calma, ahora me toca ser fuerte por ellos, ayudarles a decirme adiós, hacerlos prometer que seguirán con sus vidas, pero ahora recordándome al menos una vez al día porque ya saben lo que dicen, "uno muere realmente hasta que su nombre se deja de decir". Dejo instrucciones a todos, los últimos consejos, las últimas palabras de aliento, a cada uno. Les recuerdo todo lo que les amo y significan para y mi y les doy las gracias. Sí, este día ya no soy piedra. Le pido perdón a Ems, por no conocernos antes, porque tendría que conocerme en un ataúd o una caja, qué sé yo.

Pero el final, el final lo paso con C. Le pido un último beso, un último abrazo, un último momento. “Perdón por no poder ser suficiente como para quedarme. No es que no te haya querido. Es que te quise mal. Te quise a mi manera. Esa manera que corrompe y rompe todo lo que se toca. Esa manera de querer en la que de tanto miedo, acabas por odiar. No sé. Creo que te quise muy a mi forma. Muy yo. Y, ¿sabes que me odio, no? Pues, cuando una persona que se odia, quiere a otra, esta forma de querer es... diferente. Peculiar. Contradictoria. Es dañina para ambas. Porque no sabe querer. Cree que quiere pero en realidad daña. Y es por eso que decidí irme. No me odies. Solo no supe estar a la altura. No supe amar cuando lo único que reside en mí es odio. No hay espacio aquí para sentimientos positivos. Ya ves. Y oye, tú siempre me has dicho que no te dijera que te echaba de menos, que mentía. Que no me creías. Pero, ¿sabes? Te he echado de menos. Y te echaré de menos. Perdóname." Eso le digo. Le ruego que siga su vida y que cumpla todas esas cosas que le prometí. Le digo que ella fue la última, que ella fue la indicada, aunque yo no lo haya sido para ella. Y, sin quitar la mirada de sus ojos le pido: “Cuéntame una historia. Cuéntame una mentira. Una donde nadie se va, donde nadie se rompe, donde el amor no se acaba, donde somos para siempre”. Y morir con un “Te amo” en los labios.

C. rompe en llanto y entran los demás, ella sin soltarme de la mano y los demás moviendo todo para el funeral. Supongo que será católico, creo que me da igual, será la voluntad de mi mamá. Mi papá, como siempre, llegó del vuelo a última hora al rosario. Me incineran, soy polvo, soy calma. Se acabó. La falacia terminó. Después de eso llegan miles de mensajes diciendo lo mucho que les hago falta, bola de idiotas. Yo, regocijadamente en algún vacío, me muevo como el aire...