sábado, 21 de junio de 2014

Inviernos de nieve y calor.

Yo siempre he creído que mi forma de escribir es mi forma de doler. Y que a las personas que les gusta cómo escribo, en realidad, les gusta como duelo. En éste caso, cómo dueles.

Tienes que saber que te soñé. Y me fui a la mierda, una, y otra, y otra, y otra maldita vez. Porque recordé lo que estaba tratando de dejar, recordé todo eso que me partía en dos. Ahora volví al inicio. Es como si la vida me dijera: "Mira, aquí tienes, vuelve a intentarlo".


Sé, que en una de esas salgo a buscarte, sé, que corro el riesgo de encontrarte. Ojalá ahí. En ese mismo parque, en esa misma banca, bajo esa misma brisa, y con esa misma sudadera color mamey, que más bien es rosa. 


Pero ésta vez no quiero empezar bajándote la luna, el sol, las estrellas ni las lágrimas. Ésta vez no tengo nada que decir, más que te extraño, más que te amo, más te odio y no soy capaz de odiarte. Que estoy fastidiada de acabar todos mis escritos con un "regresa", con un "quédate" o un "no habrá más reproches". 

Hazme un favor, y dime que me vaya. Porque, si te miro a los ojos una vez más, ya no tendré valor para marcharme.




La canción tenía razón...