sábado, 14 de junio de 2014

Diecisiete.

Nací para huir, hija de un padre escapista y una madre que pinta señales de emergencia.
Predispuesta siempre a otro desastre que sé, no podré lidiar,
la herencia a huir sin retornar igual suele incluírseme en el paquete.
Ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie.
No sé echar raíces, y tengo complejo de nube, lejana y ajena.
Tienes que saberlo, cielo; que no es fácil quitarse el pasado y sacarse los miedos.
Al (d)escribirte esto, me di cuenta de que esto es todo lo que tengo.
Pero hay un punto aquí, y siempre has sido tú.
Quiero quedarme, con cada promesa que “quedarme” conlleva.
Sé que lo que está atado a mi nombre, termina en tragedia.
Y estoy consciente de la realidad que te ofrezco,
que te voy a romper a pedazos, porque seguro lo haré, seguro lo harás.
Sé que “para siempre” es nada, y nada un parpadeo.
Y, ¿qué te digo? Que el amor es todo, menos sencillo.
Que quiero complicarme la vida un ratito contigo.